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domingo, 21 de marzo de 2010

Dame pan y llámame tonta, y otras divagaciones afectivolaborales

He pensado que yo podría hacer una lista con las cosas que no he hecho, sería infinita, pero a continuación me he sentido mal porque sería como hacer leña de muchos árboles caídos. Antes de arrepentirme de listar mis no pecados, la segunda cosa que podría anotar sería que yo nunca me he casado o enamorado de un prostituto y nunca le he puesto una papelería. Claro que en la sociedad actual todavía no es muy fácil para una mujer –que se lo pregunten a ANA OBREGON- poner negocios a un gigoló o similar. Uno de los motivos es que no hay muchas mujeres con suficiente poder adquisitivo como para poner negocios a otros. Otro de los motivos es que, aunque las mujeres no exigimos ni virginidad ni pureza a los tíos que queremos, sí que nos da bastante reparo –me incluyo- meter en nuestra vida a quien pone precio a la suya propia. Podemos ser todos muy culturetas y progres y decir que no por algo así deja de ser una persona acreedora del máximo de los respetos. Y claro que es así. Pero una actividad como Ésa aun perdonándose deja huella. Se puede tener una relación pasional con cualquier persona, pero llevar a cabo proyectos de vida no es algo que se pueda hacer con mucha gente. La prueba es que no sólo hay un sinnúmero de divorcios en la actualidad, sino que además los matrimonios no duran nada.


Un divorcio no es nada Light. Algunos piensan que es el modo en el que se borran errores cometidos o situaciones ya no deseadas, pero todo lo que se hace deja una huella indeleble y mi observación es que el divorcio es para ricos. Los pobres que se divorcian difícilmente pueden rehacer su vida en pareja con otra persona, además en muchos casos ni siquiera pueden rehacer su vida en solitario.

Hoy en día dos personas con vivienda a cuestas y haciendo el esfuerzo de ahorrar, más imprevistos como derramas, etc. Pueden gastar perfectamente 1200 euros al mes. Me pregunto cuánto gastaríamos por separado. Yo, no demasiado, puesto que con la facilidad que tengo para encontrar trabajo acabaría mendigando, pero con las simpatías que despierto acabaría sabe Dios como. Una de las cosas que se hacen cuando no se trabaja es escuchar la radio un día se estaba acabando el Larguero. El cursi que se cree Delibes suelta sus chorradas poético futbolísticas como antes hiciera Pepe Domingo, que hace un par de años se fue sin saber porqué.

Debió cumplir una de sus amenazas iguales a las que hace en El Carrusel de largarse de El larguero. Es lo que tiene ser un currante consagrado, que lo poco que te queda estás deseando pasarlo vagueando porque ya no te acuerdas de lo aburrido que es hacer eso.

Ahora comenzará Hablar por Hablar. Con pocos temas novedosos. lo que más abunda son consultas de problemas poco solucionables causados por la famosa crisis.

A comienzos de milenio la mala malísima no era la crisis sino una tal María José Galera que había enamorado a un ex militar de Bosnia y se peleaba con Silvia que era la enamorada de Israel, el gallego que lloraba diciendo que no se quería enamorar. Ninguno de los cuatro sigue con las parejas que formaron. En la primera todo el mundo acertó y esa relación duró lo que duró el boom luego rentabilizaron su ruptura en los platós en una lucha encarnizada por lograr un contrato de colaborador fijo en cualquiera de los programas que sin esa audiencia no habrían perdurado en el tiempo como lo hicieron, es decir hubieran acusado antes el desgaste, ese fue el caso de los longevos Crónicas Marcianas, A tu lado, Día a Día. Todo aquello que en aquél entonces parecía una fórmula inagotable ahora, a mis ojos se hace imposible. Ni Gran Hermano puede alimentar de contenidos a varios programas de tertulias insustanciales, ni nadie se hace ya famoso por ir a Gran Hermano, de hecho es difícil acordarse de concursantes de las ediciones intermedias. Lo curioso es ver qué interiorizado tienen el que la fama era la solución a sus problemas, ninguno entra verdaderamente concienciado de que volverá a ser anónimo en todas partes menos en su barrio, donde será el hazmerreír siempre. Gran Hermano nunca me ha parecido la solución a mis problemas ni siquiera ahora, demasiado vieja para ser novata, demasiado joven para poder darme por jubilada. Ahora volverá a ponerse de moda el opositar para cobrar todos los meses unos pocos euros en lugar de estar algunos meses sin nada y sufriendo la agonía de que quizá nunca encuentres nada.

Ser funcionario tal vez compense en ese sentido, popularmente se cree que es un sueldo vitalicio –si lo unes a la pensión por jubilación correspondiente-, pero todo el mundo ignora que es lo más parecido a la esclavitud que existe en nuestros tiempos. Algunos funcionarios más coartados que otros en sus libertades, pero en el Ejército y en la Guardia Civil te puedes olvidar de cosas como el paro, los sindicatos, las huelgas, las manifestaciones, el protestar por muy educadamente que lo hagas, y una larga serie de cosas que nadie sabrá porque nadie se va a poner a leer el Código Penal Militar o el Régimen Disciplinario de la Guardia Civil, así como su Régimen de Personal, y menos aun lo harán teniendo en cuenta las pocas simpatías que despiertan en el común de las gentes los funcionarios en general y los militarizados en particular.

Este post no le soluciona nada a nadie, yo he reciclado un par de entradas de mi diario personal. Personal por llamarlo algo, porque sin trabajar pocos mundos puedes contar y básicamente te limitas a reflexionar sobre lo que ves y oyes alrededor, y si tus alrededores son limitaditos pues tienes que abrir fronteras a través de la radio y la tele, así me he tirado toda mi vida, añadiendo la lectura, pero esta puerta última se cierra cuando atraviesas algún problema, y cada vez es más difícil encontrar libros que te susciten tanto interés como para acabártelos, porque sin relaciones apenas tienes poca gente que te recomiende buenos libros, y aún así es difícil que sus gustos coincidan con los tuyos. Encontrar en este punto de la vida un libro que te apasione es más difícil que encontrar la felicidad perfecta.

Cuando crees que has encontrado un punto de equilibrio en el que crees que puedes aguantar con todo descubres que te desmorona el horrible concepto que tienen sobre tu persona y cómo una estúpida palabra dicha a otra persona a los ojos de según quien te convierten en un monstruo o similar, siempre a modo de no crítica, que si no es crítica qué coño es, lo más triste no es descubrir que a ojos ajenos tú eres una persona detestable, con ese proyección de tu personalidad, siempre vertida por las mismas personas convivo desde hace muuuuuchos años, lo triste es que piensen de mi supuesta víctima que es algo así como un retrasado mental que no puede zafarse de mí y está indefenso. Y con ese horrible concepto sobre ti, que es una nueva revelación de cómo ya no tu vida personal, sino tu vida de pareja es pasto de las especulaciones de quienes creen conocerte y que encima dicen que te aprecian o al menos reclaman tener relación contigo, pretenden que tengas una relación. Todo viene por creer que esas personas van a entenderte y no a malinterpretarte y permites que entren en tu vida porque confías en que hayan aprendido la lección, en que hayan madurado, pero no, sólo están ahí esperando a que des un traspiés por idiota que sea y convertirlo en un crimen de lesa humanidad. Y es que se ve que hay personas que hemos nacido para acaparar la mala fama de las propias personas que te la dan, y que además si hay alguien que nos quiere necesariamente ha de ser tonto, y que debemos someternos al macho porque como somos físicamente como somos tenemos que dar gracias a Dios todos los días porque Dios se haya equivocado y haya puesto a un hombre en la vida de alguien tan inferior. Porque ahora va a resultar que nadie se llama tonto entre sí, ahora me vendré a enterar de que eso es un crimen. Pues siendo así que pase lo que tenga que pasar.