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sábado, 17 de agosto de 2013

La mujer morena de la cara picada, Facebook, 50 sombras de Grey y García Márquez




Y la cara no es lo único que tiene picada. Hay personas que son personajes en busca de autor, es decir, de alguien que les de contenido a su vacía vida. Son sociables en un trato superficial, pero en cuanto llevas la conversación más allá de los formulismos típicos acaban metiendo la pata soltando alguna impertinencia insidiosa. Puedes estar hablando de las pecas que tenías de pequeña y ella soltar con una teatral cara de asombro: “¿Más?”. Una diplomática manera de resaltar un defecto dado. Hay una clase de personas que sólo son capaces de relacionarse en la confrontación, en la comparación. Se puede tratar de tu vecina de arriba que aprovecha cualquier corrillo para hablar de cosas tuyas que todo el mundo puede ver bien para mencionarlas en tono peyorativo, o no acordarse de limpiar hasta que te oye a ti poner la casa patas arriba. Este tipo de personajes se suelen encontrar en un cierto tipo de vivienda, en una urbanización de chalets independientes no me imagino este tipo de roces. Algo parecido pasa en Facebook, un espacio en el que las relaciones que se establecen son parecidas a las de los bloques de pisos. Alguien puede generar un contenido, un enlace, tener intereses variados reflejados en enlaces que comparte en el muro, pocos los comparten, algunos más dan al “Me gusta”, otros no ; del mismo modo en cada vivienda de un bloque los ocupantes generan contenido que no comparten porque quieran como en Facebook, pero allí está, el contenido puede ser variado, sobretodo consistente en lo que se escucha, y este contenido compartido a su pesar por un ocupante es difundido por estos personajes en busca de autor; como en Facebook tal contenido es escuchado, algunos lo critican, otros callan, y algunas veces el corrillo y sus comentarios son llevados al mismísimo muro del protagonista del contenido para que éste escuche la mofa. Otras veces la mofa consiste en usar palabras emitidas por quien genera el contenido para hacerle ver que su intimidad está en manos de ellos, en un ejercicio de intimidación psicológica propio de un régimen totalitarista del signo que sea. No me olvido de la “mujer morena de la cara picada” porque esta mujer picada en grado sumo por el contenido de sus vecinos convierte su vida pública en un ejercicio de “No comparación”, por ejemplo, su marido puede estar hablándole en la lejanía, y ella irse donde su vecina la oiga para decir: “A mí no me compares con la mujer de nadie”. Igual en Facebook, alguien te agrega o viceversa, y ves que su muro está vacío, tras un tiempo empiezas a ver unas ganas inexistentes antes por ser activo en Facebook, te alegras, pero modestia aparte no dejas de ver un poco de imitación, eso sí, poco a poco intentan desmarcarse y si hablas de literatura intentan bajarte los humos sólo porque dices que “50 sombras de Grey” no lo es y lo comparas con García Márquez. Craso error. Aun admitiendo que tú has leído el best seller de falso sadomasoquismo, intentan tratarte de cultureta y pedante sólo por mencionar la palabra “literatura”. Te sientes violentado y pasas de seguir con un hilo de comentarios absurdo del tipo: “Sois muy malos los que intentáis aprender hortografía y que los demás la aprendan, los analfabetos tenemos derecho a espresarnos como querramos” (no debería haber puesto comillas, porque para algunos no son necesarias, y ahora dudo si cerrar paréntesis, ¿de verdad es necesario? PA’ QUE!!!!! Puesto que me sentí acobardamiento en el hilo de comentarios pondré aquí lo que para mí es literatura: es todo aquello que escrito en folio encuadernado, en un post-it, en un estado de facebook o en un tweet te provoque sensaciones, atmósferas, ambientes, evocaciones, y además en un ejercicio de economía eligiendo bien las palabras, combinándolas adecuadamente, te provoque un efecto que ni los cientos de páginas de E. L. James consiguen, porque ¿en qué se fundamenta el éxito de la obra de esta escritora? Sinceramente, me preocupa la vida íntima de todas aquellas a quien fascina esta saga de novelas, porque se evidencia por su maravillamiento que practican poco, y mal, y quien les acompaña en el lecho manifiesta mucha torpeza. Y eso le debe pasar a la “mujer morena de la cara picada”, que aunque de lejos podría pasar por la modelo de un cartel de fiestas patronales de cualquier ciudad andaluza de cerca y en la intimidad deja mucho que desear, y por eso en su casa no se genera contenido, ni en su lecho tampoco. Pero puede felicitarse, ha generado un post, no por sí misma, ya que para rellenar algo más de un folio a 12 puntos Times New Roman, he tenido que relacionar su mala educación, su acomplejamiento y su envidia con Facebook y “50 sombras de Grey”. ¡Leche! Y con García Márquez, el cual fue catalogado en su día como plagiario y escritor de best-seller, quien le diría entonces que su sola mención haría temblar los cimientos culturales de alguien como para reprochar a otro el no tener en consideración entretenimientos como “50 sombras de Grey”. Sirva desde aquí admitir que los inicios literarios pueden empezar por una novela de Corín Tellado o similares leída de la mitad para atrás, y esa sola mitad generar un interés por la lectura en general. Pero como cualquier lector sabrá se pasa por etapas, y los amoríos te son interesantes hasta que te enamoras, como la novelas de Sherlock Holmes y similares se te quedan escasas en misterio hasta que descubres la literatura en torno a los templarios y misterios arqueológicos y religiosos varios, etc. Pero a lo largo de tu trayectoria como lector descubres que hay escritores vivos que nunca te fallan, escriban lo que escriban, y uno de ellos es García Márquez, para mí el único. Pero como tributo al petardeo literario, porque sigue siendo letra, citaré un libro que me hizo pasar un rato amenísimo y reírme en cantidad por imaginarme a las protagonistas como si fueran Belén Esteban metida a policía y enrollada con un cirujano de prestigio, o sea, dos Belén Esteban: “Fue un beso tonto” de Megan Maxwell. Desde aquí un beso a Belén. Se puede ver/escuchar “Sálvame” -¡oh, horror!- y leer “Del amor y otros demonios”.