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viernes, 17 de junio de 2011

Dieta infalible para quemar grasas y neuronas



Desde que ser gordito dejó de representar síntoma de salud y bienestar económico se ha impuesto una nueva dictadura. Ya no basta con tener un peso saludable, además hay que estar tan delgado que parezcas guapísimo ante una lente.


Tras la dictadura impuesta por la industria textil con las tallas, además se va imponiendo la de la industria de cámaras fotográfica, o cualquiera aparatejo con una lente capaz de captar una imagen.


Resulta que la gente es crítica con su aspecto físico no por como se percibe a si mismo, sino por como sale en las fotos. Nadie se pone a pensar que una lente fabricada por un ser humano, así como el aparatejo que la contiene, puede ser imperfecta y captarte mal dando un reflejo deformado.


Antes, en las ferias, había una atracción que consistía en una especie de laberinto o pasillo con espejos, que más o menos curvados deformaban tu imagen: torciéndola, alargándola, ensanchándola, empequeñeciéndola o sacándola lo más fiel posible. Esta atracción ya casi no se ve, pero está instalada en todas nuestras ciudades y pueblos donde las boutiques en lugar de muros sólo tienen una enorme cristalera tras la cual exponen su género. Al pasear por una calle con muchos comercios, si eres de los que miran su reflejo en el escaparate, puedes observar que cada cristal de escaparate te devuelve un reflejo distinto al anterior. ¿Con cuál te quedas?


Nos hemos vuelto Narcisos, y podemos pasar gran parte de nuestra vida destrozándonosla por conseguir la imagen soñada, en lugar de vivir nuestra vida con la que ya tenemos, nos obsesionamos y modelamos nuestra mente y nuestras necesidades con el único propósito de adaptar nuestro cuerpo a la exigencia de una lente imperfecta.


¿A cuántos famosos hemos oído decir que la gente cuando les conoce en persona les dice que son más guapos y delgados al natural que por la tele o las revistas? Hay muchos famosos que cuentan esto, pero la que más seguramente es María Teresa Campos.


Incluso los políticos son presa de esta dictadura de las lentes imperfectas. Pongamos por ejemplo un tipo que parece estar en su peso, que es recio incluso, pues cualquiera que lo conozca en persona descubrirá que es extremadamente delgado, no tan alto como aparenta, y hasta tiene aspecto enfermizo, si además lo ves acompañado por Acebes y Zaplana, descubrirás que parecen reducidos por los jíbaros con respecto a la imagen que percibías de ellos en televisión.


Para darse cuenta de hasta que punto nuestro modo de percibir la estética está gobernado dictatorialmente por las lentes imperfectas no tienen nada más que asistir a la Pasarela Cibeles, a ser posible situarse por la entrada de personal, y ver como esos seres que nos venden como el colmo de las perfecciones distan mucho de serlo. Invito de verdad a quien haya puesto a una top model como referencia para adaptar su imagen a la de ella, que la conozca en persona.


Alguien nos ha convencido de que la belleza, o sea despertar la admiración de otros sólo por tu aspecto físico, es un valor supremo, pero deberían indagar e informarse correctamente de la clase de vida que tienen que llevar quienes al margen de la naturaleza con la que hayan nacido se autoinfligen toda clase de sufrimientos corporales para adaptar su cuerpo a unas medidas que alguien decidió que eran las oportunas.


Muy mal se tiene que haber portado la naturaleza para que una persona bien vestida, bien peinada y bien maquillada no pueda gustar como mínimo a una persona.


En todos estos años de cruzada descafeinada contra los dictados de la imagen que nos imponen los Señores de la Moda, las Revistas, etc. se ha buscado en ellos a los culpables de enfermedades mentales cuyos síntomas son un trastorno alimenticio, al final, somos nosotros, los que obedecemos sus directrices, quienes los hemos aupado. Alguien puede querer mandar o imponer, pero si no es obedecido no es nadie.


La belleza, biológicamente no es más que un reclamo, es la forma que tienen los cuerpos de anunciar al sexo opuesto que hay salud y unos genes dignos de ser incorporados a la estirpe. Pero lo curioso es que detrás de lo que actualmente se entiende como belleza hay muy poco de salud: dietas espartanas deficitarias en vitaminas, o algún compuesto vital para la salud, o directamente no comer, por no hablar de los miles de productos laxantes, inhibidores del apetito, etc. que se ingieren sin ningún control. Aparte de que quien cree que puede plantar batalla a la naturaleza sólo con el fin de conseguir despertar miradas de admiración, deseo o envidia a su paso, no representa a una persona moral y/o mentalmente saludable. Religiones aparte, éticamente tener como objetivo vital el hecho vanidoso de despertar admiración y supeditar tu vida a ello no da muchas garantías para confiar en un tipo así de ser humano. Al final todo consiste en alimentar el ego, y eso ¿cuándo ha sido positivo? Una vez alguien me dijo: "Cuando me llaman gordo no me disgusto y pienso que me tengo que poner a dieta, sólo pienso en que esa persona en ese momento dado no es muy válida para mí".


Hay gente que cree que si adelgaza evitará que la gente se meta con él para siempre, pero la gente que se mete con otra gente lo hace por cualesquiera motivos. A un gordo lo llamará gordo, a un delgado con gafas lo llamará gafotas, a un delgado desgarbado lo llamará esperpento, a un delgado feo lo llamará feo, a un ti@ guap@ los calificará de creídos y así hasta el infinito de las descalificaciones. La gente que se mete con otra, aparte de un problema de educación, tiene un evidente problema de autoestima, cree que insultando mejorará la mala situación que a él mismo le aqueje, o al menos recibe un desahogo momentáneo. ¿Cuánta gente que se considere normal va insultando por la calle? ¿o en el colegio? Sólo aquéllas personas que esconden problemas de índole familiar, que no se sienten muy valoradas o queridas desahogan su frustración a diestro y siniestro, curiosamente con la gente que cree que no lo va a responder, o sea con quienes considera débiles.


Ninguna de las vacas sagradas de la moda a lo largo del tiempo se han distinguido por su belleza física, ¿por qué hemos de creer que el mundo real ha de ser como un espectáculo momentáneo?


La gente se empeña en engañarse creyendo que sus ídolos son siempre tan bellos como aparecen en pantalla, pero puede ser así en algunos casos, pero no en todos. Viene a la mente un vídeo de Leo Di Caprio y Ben Affleck jugando en la playa, sus cuerpos para nada eran tan perfectos como en el celuloide. Cuando tienen un contrato, se preparan ponen a punto sus cuerpos y ruedan. En Pretty Woman el cuerpo que aparecía en primerísimos planos no era el de Julia Roberts, sino el de una doble de cuerpo. Los actores aparte de unas características telegénicas viven básicamente de su buena interpretación, de si su cara se come la pantalla, pero no viven exactamente de su cuerpo. No hay más que mirar atrás y ver si las estrellas consagradas del Hollywood clásico pasarían un casting actual de cualquier tipo: publicidad, cine, televisión. Digamos nombres, que se sepa, pero claro, si eres un indocumentado pues no te servirán estas comparaciones. Ahí lanzo a una Bette Davis, a una Judy Garland, a un Humphrey Bogart, a una Joan Crawfort, incluso a un James Dean, al propio James Stewart. Hoy día, a los que los hemos disfrutado y seguimos disfrutando en las producciones que han dejado rodadas para la posteridad nos parecen los más bellos del mundo, pero si James Stewart quisiera hacer un casting para una película actual ¿lo escogerían? La propia Marilyn Monroe, que tenía fama de ser de todo menos buena actriz, hoy día con las formas físicas que encandilaron y siguen encandilando a millones de hombres sería rechazada o puesta a dieta por sobrepeso, caso que le podría ocurrir a la misma Ava Gardner. Imaginemos que John Wayne tuviera que competir en un casting con Ben Affleck, ¿quién se llevaría el triunfo?


Estar informado y ser inteligente es una buena combinación para combatir tanta estupidez en torno a dietas, tallas de ropa, etc. Ojalá te encontraras con más gente preocupada por mejorar su nivel de estudios o cultural que por descender de talla de ropa.


¿Acaso la vida es de verdad esto? ¿De verdad ser irreprochablemente delgad@ es equivalente a ser una persona válida? ¿A partir de cuántos kilos de sobrepeso uno empieza a dejar uno de perder oportunidades de trabajar, de relacionarse socialmente, de relacionarse sexualmente? PONGAMOS UNA CIFRA


P.D.: Audrey Hepburn, cuya cara adorna algunos miles de salones, vivió siempre acomplejada por su extrema delgadez fruto de una infancia vivida en la posguerra. Una de las cosas que le deparó ser delgada fue destrozar su sueño de ser bailarina clásica.


jueves, 16 de junio de 2011

Ser miembro de una Mesa Electoral es un castigo sin igual

Lejos quedan ya las última Elecciones Municipales celebradas. Ese día algunos se tomaron la molestia de ir a votar, y habrán visto validado su voto con una mayoría o no. Para los que no quedará cierta decepción, pero ésa será una sensación que esté atenuándose poco a poco.
En cambio, para otros ese día será algo que quisieran olvidar, pero no pueden. Puede que muchos de los que formaron parte de una Mesa Electoral vivieran la experiencia con ilusión y hasta se fueran a casa con cierta satisfacción. Sin embargo, muchas personas estaban allí contra su voluntad. Nunca sabe uno del todo lo que es la tan nombrada democracia hasta que cae sobre su cabeza con un nombramiento.
Es curioso observar las reacciones de algunas personas cuando comentas la noticia: "me han nombrado miembro de una Mesa Electoral". Algunos te contestan: "Qué suerte". Incluso algunos de éstos que creen que es una suerte, nunca han votado en su vida, y no porque no tengan la edad, sino porque para ellos es más práctico que decidan otros y desentenderse de esos temas políticos tan molestos, mas no dudan en estar quejándose todo el rato de lo caro que está todo, de los recortes que les pretenden hacer en su sueldo, etc.
Cuando alguien mete un sobre en una urna y se da la vuelta no es consciente de los peligros de estar incluido en un censo electoral, y de lo que deja atrás. Cuando formas parte de la maquinaria electoral descubres que tras todas esas cifras y porcentajes que empiezan a salir en los medios de comunicación hay cientos de miles de personas que llevan desde las ocho de la mañana encerrados en un local electoral, tras una mesa, haciendo un trabajo prácticamente forzado, a cambio de una dieta de 62'algo euros, mal comidos, llenos de nervios y presionados por la responsabilidad de la labor encomendada. Cuando se cierra el colegio electoral un miembro de una mesa electoral lleva allí metido doce horas, menos el tiempo de la comida. Y empieza la labor más dura, la labor manual, la de abrir, sobres, clasificar y contar papeletas, rellenar actas, todo ello bajo la mirada suspicaz de bastantes apoderados e interventores de partidos políticos. Si tienes suerte a lo mejor a las diez de la noche has acabado, pero si las cuentas no cuadran, no hay una organización inteligente, o una persona empieza a meter prisa para acabar cuanto antes porque tiene que informar de los resultados, puede alargarse mucho la cosa.
Estamos en la era digital, pero resulta que nuestro sistema de votación y recuento no ha cambiado en muchos siglos, vamos a dejarlo en años, dependemos de la cuenta de la vieja para decidir sobre quien calculará nuestras pensiones, la gratuidad de la enseñanza, los precios del pepino, etc.
Lo más curioso es que la elección de un político democrático dependa de que un ciudadano ejerza de forma poco voluntaria un trabajo que excede en mucho la jornada laboral mínima, me pregunto si Comisiones Obreras, UGT o cualquier sindicato que defienda los derechos de los trabajadores es consciente de las condiciones en las que se tiene que desenvolver un miembro de una mesa electoral.
Sería muy loable que inventaran otro sistema, o que al menos un miembro de una mesa electoral no tuviera que hacer el doble de una jornada electoral o jornada y media. ¿No sería mucho más efectivo dejar el recuento en manos de personas que no han estado durante doce horas controlando las urnas y revisando los censos y los DNI? Es una idea. Pero nadie hará piña para este objetivo, porque excepto casos raros nadie repite en una Mesa Electoral.
En fin, dentro de menos de un año hay Elecciones Generales, paciencia y buenos alimentos, y no es una frase hecha.
Recordar que los mayores de 65 años y los analfabetos se libran de ser miembros, aparte de un sin número desconocido de causas a alegar ante la Junta Electoral que te nombró. A lo mejor, cara al censo, es recomendable ser analfabeto.