Nota preliminar: Esta entrada fue escrita hace más de cinco años. Ahora cobra un sentido siniestro. Entonces decidí no publicarla, pero ahora me cuesta no hacerlo.
Haciendo el idiota en Facebook, saltando de perfil en perfil, cotilleando, lo admito descubres que en uno de esos perfiles que cotilleaste está entre los amiguitos la persona que ha estado a punto de algo más que arruinarte la vida. Esa persona que me inspiró uno de mis primeros post, que no sé si conservo.
La tentación de enviarle un mensaje ha sido mucha, pero probablemente lo aprovecharía para terminar de conseguir lo que no obtuvo en su día.
Dios que rabia, como siento el fuego por el estómago, como me chirrian los dientes de tanto apretarlos. Es tan difícil aguantar no decir al mundo, esta persona es un perjuro, esta persona es una cerda, no es el super chico sanote que presume ser. Decir lo psicópata que es. Lo poco que le ha importado manchar el buen nombre de una persona inocente ajena a todo su mundo de mierda, sólo por llevarse por delante a otro al que sí quería joder, o mejor dicho hacer que lo jodieran.
Decir, fíjaros este tío no tiene en su carpeta a nadie con los que hasta hace un tiempo trabajaba. Decir que los pocos que se llevaban bien o aparentemente bien era por el miedo que le tenían porque no paraba de hacer encerronas y dejarte en evidencia a la mínima oportunidad.
Decir que mientras a otro les crujían por cualquier menudencia esa persona era tapada en todas sus fechorías, por qué, porque no tenía escrúpulos a la hora de hacer su trabajo. Un trabajo en el que le premiaban por perseguir a la gente y vaciarles la cuenta corriente, y si para ello arriesgaba algo más que su vida o rompía cosas le tapaban, ¿por qué? porque generaba ingresos y estadísticas. Daba igual a quien arruinase la vida, el tipejo sólo vivía para ser el chico al que le pasaban la mano por el lomo por traer presas. Su premio consistía en ser intocable, si existía alguna irregularidad le era tapada, y si alguien le reprochaba su conducta era represaliado. Pobre de ti si no le bailabas el agua, o simplemente eras neutral, no tendría piedad contigo, ni con tu familia. Aunque un ser querido le fuera a pedir cuentas él sólo buscaría perjudicarte aún más o a ese ser querido.
Gracias a este personaje descubrí que los psicópatas existen y son más perfectos que en las películas, saben disimular y generar lazos sociales que luego usa para sus maquinaciones.
Puedes ser un moroso, puedes ser reo de la justicia civil, desatender las citaciones de un juzgado, impagar a los empleados, destrozar la carrera profesional de una persona, y mucho más siempre que encuentre un trabajo donde se favorezca la estrategia del palo y la zanahoria, o premio-castigo, sube estadísticas hasta los topes y tendrás hasta licencia para matar.
He intentado comprender las razones de un individuo para ser así, para manchar a alguien que él sabe que no ha hecho nada, y en toda su vida no habrá cometido tantas irregularidades como él en un sólo día, pero que sea un psicópata no me parece suficiente razón como para olvidar el daño que hace.
Ahora que por fin se ha alejado me pregunto cuál será su próxima víctima.
No hay palabras prudentes que puedan describir lo que el acto de este individuo estuvo a punto de provocar. Y ahora te lo encuentras en Facebook con su cara tan dura haciéndose pasar por un tío super sano y un ser muy familiar.
¿No es para borrarse? Pensar que aunque virtualmente compartes el mismo espacio que tu verdugo es algo que mi cuerpo rechaza y mi mente no digamos. Es vomitivo.
Haciendo el idiota en Facebook, saltando de perfil en perfil, cotilleando, lo admito descubres que en uno de esos perfiles que cotilleaste está entre los amiguitos la persona que ha estado a punto de algo más que arruinarte la vida. Esa persona que me inspiró uno de mis primeros post, que no sé si conservo.
La tentación de enviarle un mensaje ha sido mucha, pero probablemente lo aprovecharía para terminar de conseguir lo que no obtuvo en su día.
Dios que rabia, como siento el fuego por el estómago, como me chirrian los dientes de tanto apretarlos. Es tan difícil aguantar no decir al mundo, esta persona es un perjuro, esta persona es una cerda, no es el super chico sanote que presume ser. Decir lo psicópata que es. Lo poco que le ha importado manchar el buen nombre de una persona inocente ajena a todo su mundo de mierda, sólo por llevarse por delante a otro al que sí quería joder, o mejor dicho hacer que lo jodieran.
Decir, fíjaros este tío no tiene en su carpeta a nadie con los que hasta hace un tiempo trabajaba. Decir que los pocos que se llevaban bien o aparentemente bien era por el miedo que le tenían porque no paraba de hacer encerronas y dejarte en evidencia a la mínima oportunidad.
Gracias a este personaje descubrí que los psicópatas existen y son más perfectos que en las películas, saben disimular y generar lazos sociales que luego usa para sus maquinaciones.
Puedes ser un moroso, puedes ser reo de la justicia civil, desatender las citaciones de un juzgado, impagar a los empleados, destrozar la carrera profesional de una persona, y mucho más siempre que encuentre un trabajo donde se favorezca la estrategia del palo y la zanahoria, o premio-castigo, sube estadísticas hasta los topes y tendrás hasta licencia para matar.
He intentado comprender las razones de un individuo para ser así, para manchar a alguien que él sabe que no ha hecho nada, y en toda su vida no habrá cometido tantas irregularidades como él en un sólo día, pero que sea un psicópata no me parece suficiente razón como para olvidar el daño que hace.
Ahora que por fin se ha alejado me pregunto cuál será su próxima víctima.
No hay palabras prudentes que puedan describir lo que el acto de este individuo estuvo a punto de provocar. Y ahora te lo encuentras en Facebook con su cara tan dura haciéndose pasar por un tío super sano y un ser muy familiar.
¿No es para borrarse? Pensar que aunque virtualmente compartes el mismo espacio que tu verdugo es algo que mi cuerpo rechaza y mi mente no digamos. Es vomitivo.