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jueves, 2 de septiembre de 2010

Amistades perras V


Hay ocasiones en las que la amistad para algunas personas se convierte en un vehículo, en un puente para conseguir cosas, normalmente son materiales, en otras ocasiones se aspira a las influencias que esa persona tiene por su posición. Este es un ámbito muy resbaladizo en el que es dudoso que eso sea amistad, o que si hay interés también se puede calificar de amistad los momentos vividos sin que no hubiera transacción, pero difícilmente se puede valorar esos momentos gratos cuando crees que se produjeron no espontáneamente, sino más bien con el fin de producir un cierto resultado. Hay gente a la que no le importa dar, e incluso disfruta con ello, pero llega un momento en que surge aquello de "la confianza da asco" y es tanto el abuso y el descaro que incluso aquellos que daban generosamente empiezan a retraerse de hacerlo e incluso se plantean romper la relación porque les asquea, no tanto el que les expriman, sino que les tomen por tontos y se regodeen en esa idea y para nada valoren los buenos sentimientos que había detrás de cada dádiva. Y es que la experiencia te da un conocimiento innegable de que hay un elevado número de personas que creen que no existe gente buena o bondadosa –como mejor suene-, sino que son tontos, y claro han de pensar eso que lo son y que por tontos merecen que se aprovechen de ellos unos listos de cociente intelectual tan alto. Porque si se creen listos ¿qué mérito hay en aprovecharse de un tonto? Para este tipo de individuos aprovecharse de alguien lo convierte en tonto, porque si tuvieran que asimilar la verdad de la bondad de quien se aprovechan tendrían que reconocer lo que realmente son: miserables sin entrañas y verdaderos tontos, que por chulear al exprimido matan la gallina de los huevos de oro. El bueno en cierto modo también es tonto, pero no por lo que quiere hacer quien le exprime, sino porque si se quiere ayudar verdaderamente a alguien que no esté desvalido físicamente ni psíquicamente la mejor forma es que espabile, trabaje y se financie a sí mismo su modo de vida.

UNA PERSONA DECENTE JAMÁS RECIBIRÍA DE MANOS AJENAS DINERO QUE NO SE HUBIERA GANADO HONRADAMENTE

La amiga que pedía para otra amiga

B conoce a Z por carta. Intercambian misivas.

B pese a que advierte que no quiere conocer a nadie en persona da su número de teléfono.

Z llama un día a B y le comunica que está en su ciudad y que si puede ir a verla. B con reticencias accede.

B, pese a la visita de la que no ha tenido muy buena impresión interrumpe el contacto.

Z vuelve a llamar comunicando que quiere quedar con B. B le pone mil excusas y Z va a buscarla a su casa que está a 23 kilómetros con su coche para llevarla a la suya. En el camino para en un sitio donde está un compañero del marido de B, Z baja del coche y habla algo con el compañero con unos papeles en la mano. B acaba de ser utilizada sin saberlo para que Z se libre de pagar algo.

B llama a su marido para comunicarle dónde está y va a buscarla. Los maridos se conocen y no se caen mal. A la salida el marido de Z le dice a ésta que "A ver que haces que yo no quiero líos con la profesión de éste", refiriéndose al marido de B.

B sigue sin estar convencida, en la visita ha percibido cosas que no le gustan:

-Z entre bromas le llega a ofrecer consumibles que a B no le gustan nada.

-Z pese a no trabajar ni tener intención lleva a su vástago de un año a una guardería.

Tras esta segunda visita B sigue pasando, Z le llama y B cae en su red escuchándola, en tres ocasiones Z llama y cuelga diciendo que la llame B.

En el transcurso de llamadas y visitas B deduce que Z pertenece a lo que se podría llamar lumpen, o alguien que se dedica a actividades no demasiado limpias, pero nunca pasa por un tribunal.

Z presume a B de que tiene buena relación con cierto sector de las fuerzas vivas del pueblo.

Z acaba contándole que siendo muy joven su padre la casó con un hombre a cambio de dinero. Que conoció al padre de su hija en una fiesta. Z le enseña fotos de esas fiestas en las que Z aparece vestida y arreglada conforme al evento. El evento tiene ciertas características, no es una boda, ni un bautizo, ni una comunión, es una fiesta sin más de las que suelen celebrar cierto tipo de personas que se dedican a una cierta actividad y se rodean de este tipo de mujeres a las que enfundan en raso y bisutería bajo los cuales se respira un profundo aroma a bajos fondos.

Tras enamorarse o lo que fuera su compañero se la llevó a vivir al pueblo. La familia, apenas lógico, no la tiene en buena estima.

B recibe un dato que no asimila y es que Z mantiene una relación esporádica con un hombre para el que trabaja, no especifica en qué consisten exactamente sus funciones.

Durante una visita en que B y su marido pernoctan en casa de Z tras una excursión, recién levantados los tres, se escuchan los cascos de un caballo. Z que estaba adormilada sale nerviosa a la calle en sujetador apenas tapada por una sábana, ya que ha dormido en el sofá en lugar de en la cama matrimonial del dormitorio. El sofá está bajo la ventana de la calle, quizá le estaba esperando.

B sale a la calle y logra ver al hombre tocado con una visera de espaldas sobre un caballo blanco.

B consigue que Z le enseñe fotos de él que tiene escondidas. Consigue saber su nombre y resulta que es conocido de oídas por el marido de B. tiene algo así como una gestoría, pero se dedica más bien a la falsificación de papeles para extranjeros y chanchullos de ese tipo como los matrimonios por conveniencia, además las fuerzas de orden público lo usan de soplón y para que colabore lo detienen cada dos por tres.

Tiempo después lo que B interpretó como una relación platónica exagerada por Z es aplastada por una confesada estancia en un hotel con cunilinguus inolvidable según Z.

B intenta apartarse de Z, pero nunca ha conocido una persona así y cada vez que Z insiste B la atiende.

Z en los vacíos dejados por B o mientras B, ha seguido carteándose y ha conocido a una chica que como ella tiene una niña, recién nacida, el padre no quiere hacerse cargo. Z se convierte en la hada madrina de la madre soltera e intenta que B la conozca y sepa de su triste situación. B va a casa de Z porque le ha pedido ropa para la niña y la madre. Cuando B llega a la casa Z le pone la niña en los brazos.

B examina a madre e hija, pero no ve demasiados signos de pobreza, incluso podría decirse que viste mejor que B.

Z finalmente expone a B su proyecto de solucionar el futuro de su nueva amiga alquilando una casa para ella ya que en ese momento vive con sus padres y sus muchos hermanos.

B se queda a solas y una amiga de la madre soltera, una chica de catorce o quince años habla sin ser preguntada:

"Yo y mis hermanos hemos estado adoptados en muchas casas y nunca hemos querido porque estamos muy bien con nuestros padres". Siendo una chica bonita, el atuendo y algo que no se puede expresar traslucen que respira algo más que humildad por cada poro.

B se ve venir lo siguiente, no dice nada. La siguiente parada es ir a ver la casa que Z le ha buscado a su amiga madre soltera la cual parece forzada y disconforme. Parece más un empeño de Z que otra cosa. Un vecino de la madre soltera la acompaña sabe Dios porqué, finalmente el marido le dirá a B que el vecino al cual conoce por ser del mismo pueblo le ha contado que la tía es una fresca y que ahora no quiere alquilar la casa porque está pendiente de un piso de protección oficial que le van a dar y si se viene a vivir al pueblo de Z lo pierde, que en realidad quién sabe porqué es Z la que quiere a toda costa que la madre soltera viva allí.

Al final a B tras muchas discusiones con su marido le sacan un día 25000 pesetas para alquilar una casa que más parece una pocilga, y otro diez mil para llenarle la despensa a la madre soltera.

Pese al pleno convencimiento de B de que ha hecho bien algo no le convence. Tras lo que el vecino contó ¿qué se proponía Z? B, pese a la pérdida económica tiene mucha curiosidad.

Accede a visitar de nuevo a Z con motivo de la celebración de un torneo de Fútbol Sala. Z se lleva a B a sentarse en el graderío mientras su marido se queda en la última grada de pie. De repente baja el marido y le cuenta a B que le ha aparecido la madre soltera por detrás y se le ha restregado, como a pesar de separarse seguía se había bajado al lado de su mujer.

La última noticia es que Z pretende casar a la madre soltera con un musulmán para que cuide de su anciana madre, según Z, la verdad de todos los telediarios es que así el musulmán iba a conseguir los papeles. Z está muy dolida porque la madre soltera pasa de ella porque resulta que ha encontrado en el pueblo a unos familiares lejanos con los que se trata muy a menudo.

En la última visita dos tragedias sacuden aquella tarde, una el hallazgo de un asesinado por ETA tras permanecer secuestrado pidiendo como rescate la liberación de presos de ETA, la otra, tras una llamada un accidente de un familiar del marido de Z.

B cuida a la hija de Z durante el entierro.

Durante unas semanas nada se sabe. Z llama pidiendo un favor para cobrar un seguro, B se niega y con ello finaliza esta historia.

B cuando recuerda a Z sólo recuerda a aquella niña de catorce años, la amiga de la madre soltera, como avisándole de algo, era una sensación. Pero ¿qué pretendía Z?
Nota: Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

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