Hoy domingo, 12 de febrero de 2012 ha muerto Whitney Houston y con ella mi esperanza de que resucite la moda de bailar lentas en las discotecas. Ella que precisamente se catapultó a la cima de la fama cantando una versión de un éxito country que se bailaba agarrao, o sea, era una lenta. Sí, hablo de I will always love you, aquella balada country que en su día cantara la esplendorosa Dolly Parton con aquella vocecita llena de agudos, fue convertida en una pieza casi operística gracias a la potentísima voz de la sobrina de Dionne Warwick, una de las musas de Burt Bacharach –"Rain drops are falling on my heat"-. Y mientras intercambiaba impresiones sobre Whitney con una amiga recibí el segundo mazazo de la madrugada, mi amiga cree que las lentas no existieron, que veo muchas pelis, que las parejas no se regalan flores, ni las tías tenemos una lencería para grandes ocasiones con nuestra pareja, y eso que no le he dicho que tengo un tío que le compra, como tantos otros, la lencería a su mujer.
Cuando una persona nacida a mediados de los 70 cree que nunca existió una hora para las lentas en una discoteca, y por lentas ha de entenderse música moderna –nada de boleros, tangos o chachachás-, o sea lo que venimos a denominar baladas, un pop tranquilo, con el cual las parejas consolidadas echaban él los brazos a la cintura, ella los brazos al cuello –o los situaba en los hombros del contrario si no llegaba más lejos o no se atrevía a llegar más lejos- y se movían al compás; y los chicos aprovechaban para sacar a alguna chica que les gustase y le ofrecían la mano tras pedirle bailar, y si ella aceptaba el paso siguiente era pedirle salir; algo va mal, algo va muy mal. Muchas de las parejas –que conozco- que se casaron en los 90 tuvieron su primer contacto en una discoteca. En aquella época no había más formas de ligar aparte del típico "¿tienes fuego?", "¿estudias o trabajas?", la invitación a una copa o el "¿vienes mucho por aquí?". Pedir bailar a una chica, porque una chica a un chico era algo muy poco común, era el método más eficaz y contundente para acabar saliendo con ella, fuera ésta tu vecina, amiga de un amigo, compañera de clase, etc. Pero aquellas parejas formadas al calor de baladas como "Carrie", no existirían si no hubieran aprovechado aquella hora calentorra que el Dj tenía por gracia conceder, porque llegaron los 90, las macrodiscotecas, el bakalao, y la hora de las lentas ya no tuvo cabida en un mundo en el que ligar con una chica consistía en pillarla borracha y empastillada para aprovecharse de ella.
Todas las que no tuvimos oportunidad de ser sacadas a bailar una lenta por un tío al que gustásemos de verdad vimos esa parte romántica de la diversión barrida, y se nos quedó en nuestra conciencia amorosa una asignatura pendiente. Yo nunca he perdido la esperanza de que vuelvan las discotecas que pretendían cierto glamour, con su marquesina, y que se llamaran Chic, con sus bolas de espejo, sus sofás, y esa oscuridad más que luz que te transportaba a otro mundo que nada tenía que ver con el ordinario ladrillo y cemento en el que se desenvolvía tu infancia y juventud. Pero ¿cómo puede volver algo de lo que nadie se acuerda?
Había otro motivo para que existieran las lentas. Aún en los 80 había mucha represión sexual, aparte de que los padres aún tenían autoridad sobre sus hijas aunque hubieran cumplido la mayoría de edad. En aquellos 80, en nuestra España, era muy raro ver a mujeres solas o con noviete, en la calle o en la discoteca, más allá de la 1 de la noche. El horario de la discoteca era más bien vespertino, se abría en torno a las 8 de la tarde y cerraban más o menos a la una de la mañana. Así que los que eran novios, o ese día habían empezado a serlo, sólo tenían las lentas para hacer lo que entonces se denominaba "magrearse", de un modo nada descarado. En aquellos entonces la virginidad estaba en alza, darse el lote con el novio en el sofá de la discoteca daba pie a que tu fama se fuera al traste, así como cambiar mucho de novio, o que estos te duraran poco. El baile lento tenía un sentido, porque como cualquier baile, se ha visto como un ensayo del acto sexual, una parte muy importante del cortejo, ¿pero en un mundo como éste, donde se te ofrece sin mayor dificultad sexo por doquier, qué sentido tiene bailar?
Antiguo o no, bailar lentas era como decía Sergio Dalma "es como estar bailando solos, corazón con corazón…".