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lunes, 27 de septiembre de 2010

Breve Encuentro Vs. Enamorarse o como un remake destroza el recuerdo de una buena película



Se supone que "Enamorarse" es un remake de "Breve Encuentro", lo cierto y verdad es que esta última casi es pornográfica al lado de ENAMORARSE, no porque en ella salgan escenas duras, sino porque la película es tan redonda que lo clandestino, la tensión y el miedo de los protagonistas traspasan la pantalla.
Para empezar por uno de las diferencias a la par que defectos de la nueva versión mata toda la esencia de la versión antigua prescindiendo de la escena donde los dos protagonistas se acercan por primera vez. La escena de la "carbonilla" en el ojo sitúa la historia en un plano romántico en el cual Robert De Niro no tendría cabida la apostura del protagonista en blanco y negro sacando su pañuelo y cogiendo delicadamente el rostro de la dama es algo que aunque De Niro hiciera quedaría más cercano a un padre rudo que a un apuesto y galante caballero; por otro lado en los 80 De Niro sacaría un vulgar pañuelo de papel y no se atrevería a cogerle la cara a Streep. De Niro es el antídoto del romanticismo, quien pensó en él para el remake debía estar "muy fumado" como dice el periodista José Antonio Sánchez. Otro cambio del remake que mata cualquier posibilidad de romanticismo son los trenes de los años 80 de Nueva York que parecen latas de conservas, nada que ver con las maquinarias que aún hoy día siguen enamorando a coleccionistas de todo el mundo e incluso sirven de atractivo turístico y vuelven a funcionar para deleite de nostálgicos de las antigüedades ferroviarias. Claro, contar con los trenes actuales hace imposible que una carbonilla se meta en el ojo de la protagonista dado que ya no funcionan con carbón. Pero igual podría metérsele cualquier cosa en el ojo, tropezar, cualquier cosa que sirviera para mostrar a De Niro menos patán de lo que suele ser a primera vista. En lugar del pretexto del ojo para acercar a los futuros enamorados se usa una escena en la que De Niro queda más patán de lo que su presencia ya aventura. Nadie puede imaginar a De Niro, matizo, a un personaje que interprete, dentro de una librería, pero el o los guionistas de "Enamorarse" lo introducen allí para que cargado de paquetes se tropiece a la salida con Meryl Streep y al enredarse sus bolsas intercambien sin darse cuenta sus regalos, que precisamente son los libros que acaban de comprar y así en el siguiente encuentro en el tren tener un motivo para volver a hablar. E insisto, la torpeza del guionista por si fuera ya grave el error de casting al escoger a De Niro cuando perfectamente el papel le encajaría mejor a Harvey Keitel que aparece en la misma producción haciendo un secundario, o a Jeff Bridges, van y le hacen comprar un libro de jardinería para su esposa que por muy aficionada que sea, más machista imposible.
Sin saber porqué sigues pegado a la pantalla inspirado quizá por "Breve Encuentro"  porque crees que siendo una película más moderna aquella historia que siendo sencilla te depara mil emociones cuanto no más una historia situada en la época moderna donde un guionista puede llevar a los personajes más lejos que la película de los años 40. Pero no, no hay casi tensión, ni escenas de sexo, ni besos, ni caricias que te hagan creer que hay pasión entre los personajes. Si la película se titula Enamorarse, debe ser un enamoramiento en una fase muy leve. Porque nadie se cree que teniendo a la tía dispuesta en el catre en una casa para los dos porque a la tía le de un repentino ataque de arrepentimiento no se reponga y acaben revolcándose como berracos adúlteros.
Es asombroso que una película que describe un adulterio, aunque sin sexo haga aparecer a De Niro como un  auténtico soplagaitas, prácticamente parece impotente. Resulta increíble pensar que sea el mismo actor que interpreta al psicópata de EL CABO DEL MIEDO, y eso que hay una escena que remite a esta película, cuando Frank (De Niro) sin noticias de Molly (Streep) acude a la entrada de su casa con el coche como un acechador recién salido de la penitenciaría más cercana. Y viendo "Enamorarse" piensas que sí, que De Niro es un excelente actor, porque nadie pensaría viéndolo como persona que pueda llegar a ser tan gilipollas de tener a una tía a su merced y no trabajársela hasta el final.
Tras ver la película aparte de un calentón increíble al que sólo puedes dar salida poniendo a parir la película, llegas a la conclusión de que acabas de ver un publirreportaje de 90 minutos de la red de cercanías de Nueva York. Que seguramente cuando la película se estrenó en los cines al día siguiente habría vagones de tren atestados de marujas esperando encontrar el Robert De Niro de turno al que sí llevarse al catre, no como la tonta de Molly; así como también trabajadores de la construcción u otros gremios esperanzados de encontrar una aventurilla que les saque de la muerte en vida que suele ser la cotidianeidad en muchos casos.
De ningún modo se puede culpar a los actores del fiasco de película, sólo se les puede considerar víctimas de un pésimo casting, un peor guión y una pésima dirección. Parece increíble que apenas unos años antes estos dos actores protagonizaran escenas tan potentes como las de "El Cazador". Sólo se puede rescatar a Streep, la cual salva un personaje al que dota de significado pese a los metros de tela con la que la ocultan durante toda la película. De acuerdo que los años 80 fueron muy raros en lo que a moda se refiere, pero no se entiende que a la actriz le pongan chaquetas tres o cuatro tallas más de lo que le pertenece, o le cuelguen de la cintura faldas más propias del siglo XIX haciéndole parecer con todo ello el triple de gorda de lo que en realidad es, quizá es así como el director se imaginaba a una mujer de mediana edad que sólo trabajaba ocasionalmente. Hasta la protagonista de la película original parecería moderna al lado de la Molly de Streep. Cierto es que Streep tiene una cara antigua, más digna de aparecer en cuadros de Rubens, pero es una actriz extracompetente a la que ningún personaje se le resistiría.
Pese a todo el despropósito que es Enamorarse, no elimina uno de los mensajes de la película original: COGER EL TRANSPORTE PÚBLICO ES MÁS BARATO, HOY DÍA DIREMOS QUE  ADEMÁS ES ECOLÓGICO Y PUEDES ENCONTRAR ALGUIEN DE QUIEN ENAMORARTE. Esto se lo vengo diciendo yo hace mucho a personas que quieren encontrar pareja, el coche es veneno para hallar pareja, no te codeas con nadie, no cruzas la mirada con nadie, es como una burbuja de 2x3 en la que es difícil que nadie te vea y por tanto se te acerque tampoco tus amistades, conocidos, familiares, etc. con los que te podrías encontrar en el tren o el autobús invitarlo a sentarse a tu lado o a la inversa, y hacer más agradable el trayecto reforzando lazos con una conversación.
Pero nadie puede hacerme creer a mí, que si Frank-Robert De Niro se te acerca en el tren con la excusa que sea te vas a enamorar de él.
Por último una curiosidad que me asalta a propósito de la escena más emocionante de la película en la que Molly se decide a ir a la casa ya vacía de familia de su amante frustrado donde él le ha intentado citar telefónicamente y hasta allí intenta acercarse con el coche en medio de una abundante lluvia en la que, tras un intento de adelantamiento a un camión, el coche acaba por no arrancarle cuando precisamente un tren pasa bajándose la barrera que ella estaba a punto de traspasar y un potente frenazo lo impide así como el despedirse de Frank que abandona Nueva York por trabajo. ¿Puede ser que esta escena se parezca en parte a otra película de un adulterio más logrado que posteriormente protagonizaría también Streep? Por supuesto me estoy refiriendo a "Los Puentes de Madison", la cual estaría muy bien revisionar para reparar los estragos causados por la muy mal rematada "Enamorarse".



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lunes, 20 de septiembre de 2010

Amistades perras VII: Bea e Ylenia

La amistad a veces es una cosa que recibes y no siempre te gusta. Puede que la persona te caiga bien, pero en la distancia a ojos de observador, no como alguien que ha de interaccionar con esa persona porque algo dentro de ti te dice que no debes continuar esa amistad o al menos profundizar demasiado en ella. Es esa vocecilla interior a la que tantas veces desoíste y acabó teniendo razón la que se hace oír cada vez más con el tiempo y acabas haciéndole caso, sin embargo la vocecilla o  tu instinto pueden influir en tu voluntad, pero no en la de los demás.
La amiga apasionada
Existe un género de personas que parece que recibir  NOES actúa en ellos como un revulsivo y lejos de aceptarlos dedican tiempo y esfuerzo a borrar esos NOES de su vida. Tanto es su afán que testigos de su comportamiento ajenos a la amistad llegan a opinar que más que amistad parece amor lo que esa persona manifiesta por la intensidad y contundencia de sus actos. Veamos un ejemplo:
Bea e Ylenia se conocen a través de una tercera persona. En un primer encuentro el marido de Ylenia le hace una advertencia en el sentido de que sea para bien y que no se le hiciera daño a Ylenia .
Bea es una persona inexperta en el trato social entre parejas. Al final Ylenia  y Bea quedan de nuevo con sus respectivos maridos.
Bea no se siente cómoda y no solicita la compañía de Ylenia , pese al desinterés mostrado por Bea, Ylenia  llama sin descanso a Bea lo cual incomoda a ésta. Bea deja de coger el teléfono, empieza a cogerle fobia. Al ver que Bea no contesta el teléfono Ylenia  no se arredra y se presenta en casa de Bea. Bea hace un esfuerzo y sigue quedando con Ylenia .
Ylenia  confiesa tener una adivina entre sus familiares, y que ella misma en una sesión de espiritismo sintió como un familiar fallecido le hablaba al oído por lo que ni siquiera tiene curiosidad por estos asuntos.
Bea siente curiosidad y preparan un encuentro con la adivina para que le eche las cartas. A Bea le dicen cosas que se sacan a pocos datos que se tengan y de los que se pueden sacar conclusiones muy acertadas a poca experiencia de vida que se tenga dada la edad avanzada de la adivina. En algunas cosas acierta y en otras falla estrepitosamente. Por la sesión en la que la adivina acaba leyéndole la mano al marido de Bea manifestando más interés por él, le cobra 5000 pesetas de los años 90. Durante la sesión Ylenia  que les había dejado a solas en la cocina no para de entrar y salir mostrando un manifiesto nerviosismo. La adivina por su parte no para de hablar mal de Ylenia .
El marido de Bea acababa de comprarse un coche justo cuando Ylenia  y Bea empiezan a tratarse. A los tres meses Ylenia  se había comprado un coche del mismo color, modelo y marca. Definitivamente Bea se arrepiente de no haber hecho más caso de su voz interior. Anticipándose a lo que Bea piensa Ylenia  en un tono estridente y muy forzado de broma dice:
"Envidiosa, te has comprado el mismo coche que yo".
La relación intermitente de Ylenia  y Bea dura un año y medio aproximadamente en los que Bea hace acopio de detalles no muy agradables:
Una invitación a su cumpleaños que en el último  momento se anula para no coincidir con sus otros amigos a los que ya conocen por haber asistido con ellos a una romería de primavera. Pese a la evidente marginación sugerida por sabe Dios quien: amigos, familiares o ella misma, acuden a la celebración.
Quedan algunas noches tomando algo en el patio de la casa de Ylenia que Bea recuerda agradablemente excepto por la sensación de estar molestando al marido que se iba a acostar para trabajar al día siguiente.
Ylenia  se le ocurre hacer oposiciones y quiere que Bea las haga con ella para comprar el temario a medias. Bea no quiere hacer esa oposición porque no quiere arraigar en esa ciudad, cosa que le advierte.
Durante ese tiempo surgen ciertos contratiempos médicos en los que Bea acompaña a Ylenia .
Y se presenta por su parte a una oposición y Bea le cuida los niños mientras tanto.
Tiene mucha inquietud por salir de su casa pese a que uno de los niños aún no tiene edad de ir a la guardería pública. Encuentra un trabajo de televendedora de enciclopedias. Tras una semana se decide a denunciarlos por no hacerle contrato, esa semana Bea le ha estado cuidando a uno de los hijos, por salario recibe un animalito y su jaula de regalo, éste muere al poco tiempo.
Bea sigue intentando esquivar a Ylenia , pero ésta no se da por vencida. Tras un año, unas vacaciones y uno de los periodos de silencio de Bea, Ylenia  se presenta en la casa de nuevo. Y confiesa a Bea que ha reencontrado a un viejo amor de su pasado, él acababa de volver de muy lejos y ella al enterarse lo visitó y le dio su número y su dirección.
Se empiezan a llamar y a mandar cartas. Ylenia  le confiesa a Bea que el chico le ha confesado su amor por ella. Bea se cae al suelo. Ylenia  le corresponde, como no. Tras hablarlo Ylenia  manifiesta que esperará a que sus hijos sean mayores para divorciarse –aquí debería sonar una carcajada-, Bea la cree y se lo recomienda.
Bea no puede creerlo, incluso le dice: "Pero si tú y tu marido sois la pareja perfecta". Y contesta: "Eso es de puertas para afuera".
Cuando Ylenia  cierra la puerta tras ella Bea empieza a desconfiar recordando la última frase antes de la despedida de Ylenia :
"Hoy has tenido mejor telenovela que las de la tele" (sobra describir el tono irónico y la expresión a juego de su cara).
Bea está a medio camino entre el pavor y la fascinación. Es joven y jamás ha tenido ante sí una historia de este calibre.
Se suceden las visitas. Un día al hablarle de las cartas, Bea le pide a Ylenia  que se las enseñe, Y dice que las rompe y las tira para que no las descubra su marido. Pasadas unas semanas Ylenia  le dice a Bea que su viejo amor va a venir a verla. A última hora el marido de Ylenia  programa un fin de semana en un hotel rural para arreglar la relación, un gran golpe de intención por su parte, aunque inútil como demostraría el desarrollo de los hechos. Según propia confesión de Ylenia  a Bea hace más de un mes que no tienen relaciones, ella además se regodea y le dice a Bea que para hacer rabiar a su marido se acuesta desnuda, pero no le deja tocarle.
Ylenia  ante el inesperado viaje al hotel rural con el marido y la imposibilidad de anular los días de vacaciones que su viejo amor ha pedido para ir a verla pide a Bea que lo reciba en la estación de autobuses y le busque pensión. Bea acepta, pero como en todo momento por su desconfianza pone al tanto a su propio marido le comunica el encargo que ha recibido. El marido de Bea no está de acuerdo y no le permite de ningún modo que lo haga a no ser que él esté presente, pero tiene que trabajar. Tienen un enfrentamiento disgustante, ya que Bea, pese a no sentirse cómoda con el encargo que le parece de alcahueta al más puro estilo de La Celestina del arcipreste  quiere cumplir a Ylenia , en un deseo quizá de convertir una tortuosa amistad en una amistad para toda la vida aceptando que nadie es perfecto, pero también en un deseo de confirmar si todo el asunto es cierto y el viejo amor existe.
Al final por el disgusto de Bea y su marido las cosas se ponen tan feas que Bea no puede cumplir el encargo. El recién llegado deja un mensaje cuando llega en el contestador de Bea con un nombre falso, lo cual hace mosquearse al marido de Bea que lo oye, ya que B se ha tomado unos días para reflexionar sobre su relación con su marido.
Pasa un mes en el que extrañamente Ylenia  no llama a Bea que ya ha vuelto a su casa. Un día se presenta en casa. Bea está muy enfadada porque siente que Ylenia  aparte de destrozar su matrimonio ha estado a punto de destruir el suyo. No la deja pasar a casa porque el marido de Bea está allí, y baja con ella a un parque cercano donde hablan a solas. Allí ambas se ponen al tanto de lo sucedido a cada una:
"Tras el fin de semana en la casa rural Ylenia  queda con su Viejo Amor, pero como es verano y ella va con sus hijos, ya que no tiene con quien dejarlos, no pueden hablarse, sólo verse con varios metros de separación."
"Él se fue manifestándole por teléfono lo mucho que sufría por verla  y no poder hablarle ni estar con ella".
"Un día Ylenia  se decide a confesarle todo a su marido. Este por supuesto no se lo toma de la mejor manera y se pone a romper cosas, ella se cierra en el baño y llama a su Viejo Amor pues se había llevado el inalámbrico, el marido llega a romper un cristal de un puñetazo. Encerrada con los niños durante horas en las que él amenaza con suicidarse con unas de las miles de pastillas que ella guarda en el abarrotado botiquín que es un armario entero de la cocina de formica."
"Para cuando el Viejo Amor llega todo está más tranquilo e incluso habla con el marido. Todos van a casa de los padres de Ylenia  de donde Ylenia  y su Viejo Amor salen perdiéndose en Madrid."
"Todo es muy raro para Bea, porque finalmente Ylenia  sigue con su marido y así se lo pregunta a ella. Ylenia  le dice que no ha podido irse con su Viejo Amor porque éste no gana lo suficiente para mantenerla a ella y a los niños y que sigue con su marido, pero –Ylenia  tira de una joya que lleva al cuello mostrándosela a Bea- que se ponía las joyas que su Viejo Amor le ha regalado delante del marido."
"Bea le cuenta que tuvo que poner a su marido al tanto y que el empeño de Bea provocó un disgusto en su matrimonio y le impidió cumplirle el encargo. Y parece no darle importancia, pero al enterarse de que el marido de Bea sabe la historia dice: "Pensará que soy una puta". Bea no le sigue el rollo al ver que para ella lo más importante de las consecuencias de su aventura sobre Bea es lo que piensa el marido de Bea de ella.
Bea tras la explicación dada le pregunta qué quiere. Ella dice que sigan con la amistad y que Bea y su marido vayan a la casa de Ylenia  a cenar o lo que sea. Bea le dice que de ningún modo pueden sentarse a la mesa a mirar a la cara al marido de Ylenia  con todo lo que ha pasado y sigue pasando. Que lo de ir a las casas se acabó, que Bea puede ser su amiga y basta y que si se encuentran por la calle se pueden tomar un café.
Ylenia  le intenta convencer con argumentos como la amistad es más que el amor y que se debe más a un amigo que a una pareja. Bea viendo la manipulación le contesta que tal vez haya personas con un corazón muy grande donde cabe todo el mundo, pero que en el de ella sólo cabe su marido. A lo dicho por Bea, Ylenia  contesta que cuando a Bea le pase lo mismo de qué amiga va a tirar. Bea piensa para sí que si le pasara no cometería el error de engañar a su marido y le confesaría todo antes de llegar a mayores, pero no le dice nada a lo que considera una presunción destinada a manipularle nuevamente, pues en cualquier caso desde que Bea estuvo enterada del asunto siempre pensó que si fuera a la inversa Ylenia se lavaría las manos, no la ayudaría y la criticaría despiadadamente, y además seguro haría que el marido de Bea se enterara si esa situación se le diera. Cuando Bea repite su propuesta de sólo amistad entre las dos, sin maridos y sin casas, Ylenia  dice sin mirarla que la gente es muy mala. Bea ve en ello un signo de resignación y se siente más tranquila. Da por terminada la conversación y la acompaña a la parada del autobús. Después de todo ha hecho en esta conversación lo que ella sibilinamente le aconsejó: Más vale una vez colorada que ciento amarilla.
Pasado un tiempo al llegar de unas compras Bea y su marido encuentran una nota en la puerta de su casa. Ylenia  ha estado allí y según la nota con la excusa de pedir una película que prestó a Bea. Bea recuerda habérsela devuelto y siente que Ylenia  quiere reproducir el ciclo pensando que con el tiempo Bea pueda ser accesible, Bea se pone histérica y el marido de Bea llama a la casa de Ylenia , Bea lanza un montón de improperios que Ylenia  oye y se despide insultando a Bea y a su marido. Cuando todo se calma el marido de Bea le cuenta que Ylenia  que vive cerca de un almacén donde el trabajo del marido de Bea le lleva a visitar cada dos por tres le acecha y se medio esconde, pero él la ve mirándolo y que eso le recordó que muchos años de que Bea conociera a Ylenia  e incluso mucho antes de que Bea conociera a su marido, Ylenia  ya acechaba a éste, sólo que no la reconoció cuando Bea se la presentó porque había perdido mucho peso y ahora estaba más cambiada que cuando le acechaba siete años antes, época en que los compañeros del entonces soltero marido de Bea preguntaban quién era esa mujer que siempre estaba allí durante mucho tiempo y los del almacén decían que hablaba por teléfono desde una cabina cercana porque no tenía teléfono en su casa. Bea alucinada se niega a creer que sean la misma persona, pero el marido le asegura que sí, que los del almacén decían que bajaba a llamar a esa cabina porque vivía en una casa de al lado y coincidía que era la casa de Ylenia .
Por suerte para Bea ya no hubo más visitas inesperadas ni llamadas de Ylenia , sólo algunos encuentros inesperados, pero nada fuera de lo común en una ciudad de provincias en los que Ylenia  ya ni saludaba.
A Bea siempre le quedó una incógnita sin resolver. La propia Bea si alguien no le hubiera cogido el teléfono sin excusa más de tres veces no se hubiera rebajado a seguir intentando un contacto con esa persona tan esquiva. ¿Por qué Ylenia  no cesaba de reanudar una y otra vez el contacto que Bea interrumpía a la menor oportunidad? 



jueves, 2 de septiembre de 2010

Amistades perras VI

Hay personas con las que mantienes una amistad cuyo origen puede ser diverso, pero acaba desembocando en una amistad por unas circunstancias dadas aunque la relación partió de otra cosa. Estas personas, quizá por el vínculo al que te unen pretenden tener un derecho preferente e incluso intervenir en tus relaciones con otros seres humanos. Si les aclaras que no tienen ese derecho responden con que no se puede hablar contigo, recayendo en ti la carga totalitaria y dictatorial. Resulta que es más pecado informar de tus formas de actuar que un individuo quiera aislarte socialmente con su afán de exclusividad.

El amigo exclusivo: ejemplo 1

A y B se conocen.

B es una persona con muchas relaciones y amistades. A también conoce a  mucha gente, pero no tiene una relación estrecha con nadie porque el trabajo tiene una turnicidad diseñada por un torturador chino, y la mayor parte de sus contactos van y vienen, se casan y no permanecen.

B intima con A. salen a menudo. B va descuidando a sus amistades y relaciones. Unas se distancian por propia voluntad, otras por motivos de cambio de centro de actividad.

B acaba viviendo y dependiendo económicamente de A. B intenta reanudar sus relaciones descuidadas, pero es imposible.

A no aporta sus relaciones. B acaba aislada.

B busca nuevas amistades en otros foros, pero acaba encontrando experiencias decepcionantes, cosa que A aprovecha para apuntalar sus razones en contra de buscar relaciones sociales sin tener en cuenta que el error de B es buscar en foros inadecuados.

Tras un tiempo B repesca algunas relaciones. A ha comprendido que nadie es perfecto, pero hay gente más perfecta que otra.

 

El amigo exclusivo: ejemplo 2

GA' y B se conocen prácticamente desde que nacieron. Son como el agua y el aceite y mantienen una relación tormentosa de idas y venidas. B acaba por comprender que la única manera de finalizar con el sufrimiento que le ocasiona su relación con GA' es dejarlo de hablar.

Pasa el tiempo, B y GA' por su antiquísimo vínculo se ven obligados a tratarse, pero GA' se olvida pronto de la sensibilidad de B hacia las tentativas de coartar su libertad de acción y de tomarse confianzas nunca concedidas.

GA' se empeña durante unas semanas en fiscalizar la relación de amistad de B con V. pregunta a V si habla a menudo con B. A B le censura que la llame primero o que quede con ella.

V desperdició un fin de semana en ir a ver a B porque ésta lo necesitaba, ante ésta misma petición GA' se niega: "Ese lugar donde vives no me llama".

Finalmente GA' alega un supuesto "derecho preferente" frente a V. B no entiende nada y no sabe si lo que GA' quiere es relacionarse con V y que V a su vez no se relacione con B, o que B deje a V en el dique seco basándose en un problema de V con una amistad de GA' que nada tiene que ver con B.

GA' quiere recuperar la amistad con S. S y V se enemistaron. S y B tenían la misma relación que B y GA'. B piensa que uno de los motivos por los que GA' se comporta así es que crea que si B recuperara su relación con S, él lo tendría más fácil, pero crea que S sería reacia a reanudar relaciones con B al tratarse B con V. Si este supuesto fuera cierto, lo que GA' ignora es que S por su orgullo y B por su desconfianza tienen una probabilidad entre varios millones de volver a reanudar su relación.

El problema de V y S: V tenía un amigo. El amigo se interesó por S. S y el amigo Y empiezan a salir. V por su amistad más profunda con S que con Y advierte a S de ciertas peculiaridades de Y. parece no pasar nada. S no traga a los amigos de Y, quizá porque les culpe de esas peculiaridades de Y. Y se cabrea cada dos por tres con S porque no quiere salir con sus amigos. Y se acaba desahogando con V y otros amigos comunes de ambos, éstos al verle tan mal y tan quejoso, y dado que no es la primera vez que se encuentra así sin saber que hacer le dicen lo que cualquiera en una situación así: si tan difícil es vuestra relación ponedle fin. Y vuelve a estabilizar su relación con S y por algún motivo le confiesa lo que sus amigos le aconsejaron. S se lo toma como un ataque y deja de hablar a su amiga de casi toda la vida V y de paso a todos los que tienen que ver con ella pese a que no han hecho nada. GA' hace pandilla con S y también retira el saludo a V y adlátere pese a que casi todos los días se cruzan.

V con el tiempo se arrepiente, viéndolo en la distancia se da cuenta de que debió mantenerse al margen. Lo que V ignora es que cuando una pareja decide aislarse de sus correspondientes entornos porque consideran que estos estorban o desestabilizan la pareja da igual que pretexto hubiese buscado S que también hubiera acabado alejándose. Si se añade que S es una persona que disfraza su pusilanimidad de orgullo jamás se producirá un acercamiento entre S y V.

Y es que formar una pareja no suele ayudar para conservar amistades. En un periodo del conocimiento de una pareja, en el que para evolucionar debes confiar sin realmente conocer a la otra persona, o dejar el pasado de la otra persona en un saco y tirarlo a un río para empezar de cero con ella una historia en común. Pero con el entorno amistoso pasado de esta persona interfiriendo en una relación, este "saco del pasado" puede salir a flote cada dos por tres y tambalear la frágil estabilidad de quien desea una pareja para toda la vida, con la que pretende tener hijos y dinero en común y forjar proyectos que requieren confiar para tener una seguridad y no sumirte en la desesperación que da la zozobra de un futuro incierto.

A ciertas edades tan tempranas y en ciertas personas que prácticamente se han criado en un invernadero decir ciertas frases no comporta para ellas un riesgo de perder una amistad, porque su ingenuidad e inexperiencia no les previene del peligro de que alguien coja esa frase aislada de un contexto y la use como arma para sacrificar amistades en virtud de una estabilización sentimental que peligra por celos, dimes y diretes.

Por otro lado sería bueno tener en cuenta que tal vez el objetivo de ciertas personas en la vida no es cultivar amistades, sino utilizar unas relaciones dadas para conseguir sus objetivos en la vida. Sin V, tal vez S jamás hubiera conocido a Y.

Amistades perras V


Hay ocasiones en las que la amistad para algunas personas se convierte en un vehículo, en un puente para conseguir cosas, normalmente son materiales, en otras ocasiones se aspira a las influencias que esa persona tiene por su posición. Este es un ámbito muy resbaladizo en el que es dudoso que eso sea amistad, o que si hay interés también se puede calificar de amistad los momentos vividos sin que no hubiera transacción, pero difícilmente se puede valorar esos momentos gratos cuando crees que se produjeron no espontáneamente, sino más bien con el fin de producir un cierto resultado. Hay gente a la que no le importa dar, e incluso disfruta con ello, pero llega un momento en que surge aquello de "la confianza da asco" y es tanto el abuso y el descaro que incluso aquellos que daban generosamente empiezan a retraerse de hacerlo e incluso se plantean romper la relación porque les asquea, no tanto el que les expriman, sino que les tomen por tontos y se regodeen en esa idea y para nada valoren los buenos sentimientos que había detrás de cada dádiva. Y es que la experiencia te da un conocimiento innegable de que hay un elevado número de personas que creen que no existe gente buena o bondadosa –como mejor suene-, sino que son tontos, y claro han de pensar eso que lo son y que por tontos merecen que se aprovechen de ellos unos listos de cociente intelectual tan alto. Porque si se creen listos ¿qué mérito hay en aprovecharse de un tonto? Para este tipo de individuos aprovecharse de alguien lo convierte en tonto, porque si tuvieran que asimilar la verdad de la bondad de quien se aprovechan tendrían que reconocer lo que realmente son: miserables sin entrañas y verdaderos tontos, que por chulear al exprimido matan la gallina de los huevos de oro. El bueno en cierto modo también es tonto, pero no por lo que quiere hacer quien le exprime, sino porque si se quiere ayudar verdaderamente a alguien que no esté desvalido físicamente ni psíquicamente la mejor forma es que espabile, trabaje y se financie a sí mismo su modo de vida.

UNA PERSONA DECENTE JAMÁS RECIBIRÍA DE MANOS AJENAS DINERO QUE NO SE HUBIERA GANADO HONRADAMENTE

La amiga que pedía para otra amiga

B conoce a Z por carta. Intercambian misivas.

B pese a que advierte que no quiere conocer a nadie en persona da su número de teléfono.

Z llama un día a B y le comunica que está en su ciudad y que si puede ir a verla. B con reticencias accede.

B, pese a la visita de la que no ha tenido muy buena impresión interrumpe el contacto.

Z vuelve a llamar comunicando que quiere quedar con B. B le pone mil excusas y Z va a buscarla a su casa que está a 23 kilómetros con su coche para llevarla a la suya. En el camino para en un sitio donde está un compañero del marido de B, Z baja del coche y habla algo con el compañero con unos papeles en la mano. B acaba de ser utilizada sin saberlo para que Z se libre de pagar algo.

B llama a su marido para comunicarle dónde está y va a buscarla. Los maridos se conocen y no se caen mal. A la salida el marido de Z le dice a ésta que "A ver que haces que yo no quiero líos con la profesión de éste", refiriéndose al marido de B.

B sigue sin estar convencida, en la visita ha percibido cosas que no le gustan:

-Z entre bromas le llega a ofrecer consumibles que a B no le gustan nada.

-Z pese a no trabajar ni tener intención lleva a su vástago de un año a una guardería.

Tras esta segunda visita B sigue pasando, Z le llama y B cae en su red escuchándola, en tres ocasiones Z llama y cuelga diciendo que la llame B.

En el transcurso de llamadas y visitas B deduce que Z pertenece a lo que se podría llamar lumpen, o alguien que se dedica a actividades no demasiado limpias, pero nunca pasa por un tribunal.

Z presume a B de que tiene buena relación con cierto sector de las fuerzas vivas del pueblo.

Z acaba contándole que siendo muy joven su padre la casó con un hombre a cambio de dinero. Que conoció al padre de su hija en una fiesta. Z le enseña fotos de esas fiestas en las que Z aparece vestida y arreglada conforme al evento. El evento tiene ciertas características, no es una boda, ni un bautizo, ni una comunión, es una fiesta sin más de las que suelen celebrar cierto tipo de personas que se dedican a una cierta actividad y se rodean de este tipo de mujeres a las que enfundan en raso y bisutería bajo los cuales se respira un profundo aroma a bajos fondos.

Tras enamorarse o lo que fuera su compañero se la llevó a vivir al pueblo. La familia, apenas lógico, no la tiene en buena estima.

B recibe un dato que no asimila y es que Z mantiene una relación esporádica con un hombre para el que trabaja, no especifica en qué consisten exactamente sus funciones.

Durante una visita en que B y su marido pernoctan en casa de Z tras una excursión, recién levantados los tres, se escuchan los cascos de un caballo. Z que estaba adormilada sale nerviosa a la calle en sujetador apenas tapada por una sábana, ya que ha dormido en el sofá en lugar de en la cama matrimonial del dormitorio. El sofá está bajo la ventana de la calle, quizá le estaba esperando.

B sale a la calle y logra ver al hombre tocado con una visera de espaldas sobre un caballo blanco.

B consigue que Z le enseñe fotos de él que tiene escondidas. Consigue saber su nombre y resulta que es conocido de oídas por el marido de B. tiene algo así como una gestoría, pero se dedica más bien a la falsificación de papeles para extranjeros y chanchullos de ese tipo como los matrimonios por conveniencia, además las fuerzas de orden público lo usan de soplón y para que colabore lo detienen cada dos por tres.

Tiempo después lo que B interpretó como una relación platónica exagerada por Z es aplastada por una confesada estancia en un hotel con cunilinguus inolvidable según Z.

B intenta apartarse de Z, pero nunca ha conocido una persona así y cada vez que Z insiste B la atiende.

Z en los vacíos dejados por B o mientras B, ha seguido carteándose y ha conocido a una chica que como ella tiene una niña, recién nacida, el padre no quiere hacerse cargo. Z se convierte en la hada madrina de la madre soltera e intenta que B la conozca y sepa de su triste situación. B va a casa de Z porque le ha pedido ropa para la niña y la madre. Cuando B llega a la casa Z le pone la niña en los brazos.

B examina a madre e hija, pero no ve demasiados signos de pobreza, incluso podría decirse que viste mejor que B.

Z finalmente expone a B su proyecto de solucionar el futuro de su nueva amiga alquilando una casa para ella ya que en ese momento vive con sus padres y sus muchos hermanos.

B se queda a solas y una amiga de la madre soltera, una chica de catorce o quince años habla sin ser preguntada:

"Yo y mis hermanos hemos estado adoptados en muchas casas y nunca hemos querido porque estamos muy bien con nuestros padres". Siendo una chica bonita, el atuendo y algo que no se puede expresar traslucen que respira algo más que humildad por cada poro.

B se ve venir lo siguiente, no dice nada. La siguiente parada es ir a ver la casa que Z le ha buscado a su amiga madre soltera la cual parece forzada y disconforme. Parece más un empeño de Z que otra cosa. Un vecino de la madre soltera la acompaña sabe Dios porqué, finalmente el marido le dirá a B que el vecino al cual conoce por ser del mismo pueblo le ha contado que la tía es una fresca y que ahora no quiere alquilar la casa porque está pendiente de un piso de protección oficial que le van a dar y si se viene a vivir al pueblo de Z lo pierde, que en realidad quién sabe porqué es Z la que quiere a toda costa que la madre soltera viva allí.

Al final a B tras muchas discusiones con su marido le sacan un día 25000 pesetas para alquilar una casa que más parece una pocilga, y otro diez mil para llenarle la despensa a la madre soltera.

Pese al pleno convencimiento de B de que ha hecho bien algo no le convence. Tras lo que el vecino contó ¿qué se proponía Z? B, pese a la pérdida económica tiene mucha curiosidad.

Accede a visitar de nuevo a Z con motivo de la celebración de un torneo de Fútbol Sala. Z se lleva a B a sentarse en el graderío mientras su marido se queda en la última grada de pie. De repente baja el marido y le cuenta a B que le ha aparecido la madre soltera por detrás y se le ha restregado, como a pesar de separarse seguía se había bajado al lado de su mujer.

La última noticia es que Z pretende casar a la madre soltera con un musulmán para que cuide de su anciana madre, según Z, la verdad de todos los telediarios es que así el musulmán iba a conseguir los papeles. Z está muy dolida porque la madre soltera pasa de ella porque resulta que ha encontrado en el pueblo a unos familiares lejanos con los que se trata muy a menudo.

En la última visita dos tragedias sacuden aquella tarde, una el hallazgo de un asesinado por ETA tras permanecer secuestrado pidiendo como rescate la liberación de presos de ETA, la otra, tras una llamada un accidente de un familiar del marido de Z.

B cuida a la hija de Z durante el entierro.

Durante unas semanas nada se sabe. Z llama pidiendo un favor para cobrar un seguro, B se niega y con ello finaliza esta historia.

B cuando recuerda a Z sólo recuerda a aquella niña de catorce años, la amiga de la madre soltera, como avisándole de algo, era una sensación. Pero ¿qué pretendía Z?
Nota: Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.