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jueves, 27 de agosto de 2015

Wayward Pines y La dama velada a mi examen

Cuando supe de "Wayward Pines" y su argumento inmediatamente vino a mi mente “Twin Peaks”, me falta verla entera para confirmar esta noción primera que fue uno de los incentivos para decidirme a verla.
Aparte de esta posible inspiración en la serie mítica de David Lynch me llamó la atención que la protagonizara Matt Dillon. Este actor no me simpatiza, de hecho mi antipatía hacia él se configuró en mi adolescencia, se me hacía parecido a un primo que me caía como el plomo derretido debido a sus papeles de chulo, macarra y arribista, por ejemplo en “Rebeldes” y “Bésame antes de morir”, de los actores de esta época es uno de los pocos que ha sobrevivido entre los receptores de primeros papeles superando a la megastar de aquel momento Rob Lowe, el rey de las portadas de la revista “Superpop” de aquella época ¿quién no ha tenido un póster suyo? Me reconcilié con él en “Algo pasa con Mary” por interpretar un personaje que era el compendio del estereotipo que llevaba colgado a sus espaldas desde décadas atrás.
Y es que Matt Dillon tiene una cara de esa que provoca partírsela por parecer ese chulo matón de barrio que se ríe de todo el mundo y se rodea de niñatos que le coreen sus risas y bravuconadas.
Yendo a la serie no quiero pensar, suponer menos, adivinar nunca que viendo ciertos detalles la serie acabará como “Los Serrano”. Pero tras visionar el primer capítulo mucho más que parecerse a “Twin Peaks” a lo que se parece es a “Shutter Island”, ese “Los renglones torcidos de Dios” protagonizado por Leonardo Di Caprio. Porque si es así, estamos ante una nueva crisis de guión mundial, ya que hasta yo puedo predecir los argumentos. En los aspectos técnicos no entraré porque la mayor parte de las series actuales son irreprochables en ese aspecto. Pero argumentalmente el primer capítulo juega tanto al despiste, a la confusión, que lejos de incitar a ver un segundo es hoy, finales de verano, y la vi a principios de verano que sigo sin ver uno más. No quiere decir que desanime a alguien, pero es de esas series que para que su mundo entre en ti tienes que ver varios capítulos.

Con la oferta que hay ahora es difícil que dé tantas oportunidades a una serie, antes me he visto “La dama velada” que con sus elementos clásicos de folletín me ha llegado más que la serie que nos ocupa. Lástima que la finiquitaran, se notó mucho que a Clara le robaron muchos capítulos hacia el final, tantos capítulos han faltado a “La dama velada” que pareciera que se hubiera acabado sin que el pobre Mateo supiera que él era en realidad el conde Grandi.

Como al final estoy fundiendo dos temas, que darían para dos entradas, lo que me obligará a cambiar el título, aprovecho para señalar que la pareja protagonista de “La dama velada” tiene tanta química que podrían ser los nuevos Sofía Loren y Marcelo Mastroiani, ahora mismo los veo a los dos haciendo remakes de los clásicos italianos protagonizados por aquellos dos monstruos de la interpretación. Miriam Leone, aparte de ser bellísima, no en vano fue Miss Italia 2008, aunque la noto un poco falta de tablas, cumple de sobra con las expectativas, encuentro que sus movimientos de manos son muy amanerados y cursis y va demasiado estirada todo el tiempo tanto que por momentos creía que la cabeza se le iba a separar del cuerpo, necesita soltarse más y olvidar un poco las clases de modelaje. El que me parece un actor sublime es Lino Guanciale, se agradece tanto ver a alguien sin una dentadura perfecta y que sea tan atractivo... El resto del reparto estaba maravilloso, sobretodo el de los malos, que son malos como manda el canon: ese Cornelio, esa Adelaida, maldad y codicia en estado puro. Del casting español de esta serie me cargaba un poco Jaime Olías (Mateo), demasiado rubio quizá; Úrsula Corberó correcta como siempre; la más sorprendente para mí ha sido Mar Regueras, haciendo ya de tía de la protagonista, inasumible para mí, pero me ha encantado su personaje. Si no has visto “La dama velada” te la recomiendo vivamente.

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